José Raúl Capablanca: "Yo solo preveo un movimiento, pero siempre el correcto"
Kasparov: El cálculo debe ser preciso y riguroso.- Para la toma de decisiones adecuadas "la capacidad de evaluar tanto los factores estáticos (permanentes) como los flexibles. El talento para el cálculo no es lo que diferencia a los campeones. Cuando los jugadores de élite resuelven problemas ajedrecísticos, de hecho no preveen más que otros jugadores menos brillantes. Pueden hacerlo ocasionalmente, pero ni el talento para hacerlo, ni el hecho de hacerlo bastante para definir la superioridad en el ajedrez. No importa hasta dónde podamos preever, si no comprendemos qué es lo que estamos buscando.
Cuando considero un movimiento, no empiezo por agotar todo el abanico de posibilidades. Primero debo de considerar todos los elementos de la posición para fijar una estrategia y desarrollar objetivos inmediatos. Debo retener todos esos factores en la mente y luego empezar a calcular las variables, que me permitan saber qué situaciones me son favorables. La experiencia y la intuición pueden guiar este proceso, pero sigue siendo necesario basarse en el cálculo riguroso.
No importa la práctica que tengamos, ni que confiemos profundamente en nuestros instintos, el análisis es esencial. Como dijo Ronald Reagan en otro contexto: "Confía pero verifica". Las excepciones a la regla siempre existen, y en todas las disciplinas abundan las situaciones que contradicen nuestro conocimiento intuitivo. Incluso las matemáticas más simples pueden sorprendernos. No importa lo seguro que estemos de nuestras conclusiones, debemos basarlas en el análisis. El proceso de análisis debe basarse en función de la eficacia. Un movimiento de las blancas más la respuesta de las negras equivale a un movimiento. Excepto en circunstancias especiales, tales como una posición particularmente arriesgada o un momento que consideremos crucial en el desarrollo de la partida, son un tipo de cálculos bastantes prácticos y fiables.
Para ser eficaz ese abanico de decisiones debe reducirse constantemente. Se requiere disciplina mental para moverse de una variación a la siguiente, descartando los movimientos menos prometedores y siguiendo los mejores. Si merodeamos demasiado, perdemos un tiempo precioso y corremos el riesgo de quedar atrapados en la confusión. Además, hay que detectar cuándo debemos detenernos. Puede ser o bien cuando hayamos llegado a una situación satisfactoria, a un camino que claramente es el mejor, o el esencial; o cuando el resultado de prolongar el análisis no compensa el tiempo que empleemos en ello.
Imaginación, cálculo y mi mejor partida.- Apelar aquí a la imaginación no contradice la necesidad de disciplina. El cálculo debe guiarse por una suma de creatividad y orden. Las circunstancias y el instinto nos advierten del momento adecuado para romper la rutina. El mejor movimiento puede ser tan objetivo que no sea necesario que invirtamos tiempo en elaborar los detalles, sobre todo cuando el tiempo es crucial. Sin embargo, eso raramente sucede, y a menudo, si damos por sentada la obviedad de algo y reaccionamos apresuradamente, cometemos un error. En realidad, lo que deberíamos hacer es romper la rutina tras un análisis más a fondo y no al revés. Son los momentos en los que nuestro instinto nos dice que hay algo merodeando bajo la superficie, o que hemos llegado a una encrucijada decisiva y se impone un exámen más exhautivo.
Para detectar esos momentos claves, nuestro análisis debe de tener en cuenta las pautas y los modelos. Si una de las derivaciones de nuestro análisis empieza a dar resultados sorprendentes, buenos o malos, vale la pena que dediquemos el tiempo a averiguar qué es lo que está pasando... A veces es difícil explicar exactamente qué es lo que dispara las alarmas de nuestro cerebro, indicándonos que hay algo más que deberíamos averiguar. Lo importante es atender ese timbre de alarma en cuanto suena. Una de mis mejores partidas se resolvió gracias a ese sexto sentido. Ver partida.
La experiencia y la intuición son tan importantes como nuestra capacidad para analizar los hechos. Como todas las habilidades, el cálculo y la imaginación que lo guía, deben usarse con regularidad y al límite si queremos mejorarlas. Muchos ajedrecistas se retiran de posiciones complejas, porque no están seguros de su capacidad de cálculo, y eso acaba convirtiéndose en un destructivo circulo vicioso. Si prescindimos del análisis pormenorizado y nos fiamos sólo de nuestro instinto, dichos instintos nunca estarán adecuadamente preparados. Es bueno hacer caso de la intuición, siempre que estemos seguros de que no renunciamos a esforzarnos para saber si nuestro juicio es acertado o no.
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