martes, 19 de abril de 2016

PREPARACIÓN

"Cuando un hombre tiene un don y no puede usarlo, ha fracasado"  -Thomas Wollfe-

Por Gari Kasparov:    
      Como el árbol del proverbio que cae en el bosque sin que nadie le oiga, el talento que no sale a la luz es como si no existiera. En tal caso, difícilmente lamentamos su pérdida. Sin embargo, nos lamentamos por el talento que no se desarrolla, por el talento que se descubre y luego se desperdicia.  Nuestros mayores elogios suelen ir dirigidos, por el contrario, a aquellos que han batido y han superado a rivales con mayores cualidades genéticas que ellos. Los mayores logros los consiguen quienes suman la capacidad de esfuerzo a otras habilidades naturales.  

      El Resultado es lo que importa.- En la década de 1920, Alexander Alekhine trabajó más duro que nadie en la historia y cambió la cultura de aquel juego de caballeros.  Sus esfuerzos provocaron que los rivales a quienes venció lo tildaran a menudo de "obseso".

Alekhine                            Botvinnik 

En la década de 1940, la rigurosa mente y los hábitos de Mijail Botvinnik transformaron el juego en una profesión con dedicación exclusiva.

En la década de 1970, la extraordinaria dedicación de Bobby Fischer obligó al resto de los jugadores a emplear más tiempo a su estudio si no querían quedarse atrás. 

       La oportunidad y la preparación me convirtieron en el líder de la siguiente oleada de cambios en la década de 1980.  Mi ética de trabajo era producto del ambiente de disciplina que crearon mi madre y Botvinnik, mi maestro. Yo sentía un apetito insaciable por por prepararme las aperturas, que implicaban una combinación de investigación, creatividad y memorización.  Estudié todas las últimas partidas de los grandes jugadores y tomé buena nota de sus innovaciones, para luego analizarlas e intentar mejorarlas. Para mí, no consistía simplemente en imitarlas, consideraba los sistemas de apertura como un cauce para la creatividad.
       La preparación compensa de muchas formas.- No se trata de convertirse en un fanático 24 horas, 7 días a la semana contando cada minuto y cada segundo.  La clave está en en el autoconocimiento y la coherencia.  El esfuerzo nos compensará aunque no siempre de forma inmediata o tangible.  
           Aunque no hubiera echado mano de los frutos de mi trabajo, aquellos períodos aquellos períodos de intensa preparación fueron recompensados con buenos resultados.  Había cierta correlación casi mística entre el esfuerzo y los logros, sin un vínculo directo entre ellos.  Ir a la batalla con armas que yo creía letales me dio confianza, aunque en gran parte no legué a usarlas y probablemente no hubieran surtido efecto.
        Convertir el juego en Ciencia.- Alekhine aportó un nuevo grado de dedicación, Botvinnik me enseñó a evitar la complejidad por sí misma diciendo: " Nunca serás un Alekhine si las variables te controlan, y no al revés". Organizó sus entrenamientos sobre la base de una estricta rutina, que cubría no solamente la investigación específicamente ajedrecística, sino también la preparación física y psicológica. Fué un auténtico innovador, su sistema incluía el análisis de la fase de apertura de la partida, el estudio del estilo de los rivales, y un riguroso análisis de sus partidas que luego publicaba, de modo que otros pudieran criticarlas.
       Convertir nuestra eficacia en un objetivo.-    Alekhine y Botvinnik más adelante Fischer, fueron capaces de invertir más y más energía y luego obtener resultados positivos. Todos podemos trabajar más, pero la capacidad de mantener la eficacia en los momentos en los momentos de tensión es distinta para cada persona.  Cada uno tiene un nivel de eficacia propio en la proporción trabajo/resultados. es esencial saber qué nos motiva encontrar el modo de espolearnos para recorrer un kilómetro más.  Si la disciplina nos parece nos parece aburrida, o incluso imposible en el acelerado mundo de hoy, "debemos pararnos un momento"... y considerar que aspectos de nuestra vida podemos programar con éxito con éxito para alcanzar la eficacia.  tener una buena ética de trabajo no significa ser un fanático, significa ser consciente y luego pasar a la acción. ¿Cómo hemos pasado las horas de vigila hoy?, ¿Cómo pasaremos las de mañana?.

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